Elegir una baraja de tarot es relativamente sencillo. Solamente tenemos que estar atentos a un síntoma, el de sentir un flechazo, una atracción fuerte por una baraja determinada. Ellas son quiénes nos eligen.
Existen muchas clases de barajas de tarot, además de las clásicas como las de Rider-Waite, Marsella etc, podemos encontrar una gran variedad como las dedicadas a las hadas, duendes, celtas u otras temáticas; las que siguen distintas escuelas o tendencias, como las de Golden Dawn, Crowley, etc; las hay basadas en películas, sagas, deportes, flores, cristales...
Aunque los diseños de las barajas sean diferentes entre sí, tienen el mismo significado. Puede cambiar algo, el matiz, el tono, la sutileza o la simbología que trabajen cada una de ellas; pero si conectamos con una baraja, lo haremos con todas. Con algunas de ellas, las que más nos atraigan, sentiremos que hablan con más facilidad que otras, pero esto tiene que ver con la energía que nos mueve y transmiten.
Por ejemplo, en mi caso, necesito cartas con color, porque para mí indican rapidez, vida, ritmo, alegría. Entre mis barajas favoritas están las de Crowley, el tarot mítico, las de la Golden Dawn, unas muy zíngaras con dibujos muy naifs, Art Nouveau, Old Path, y otras muchas.
Al elegir una baraja además de la atracción que sienta, busco cartas en que los arcanos menores no sean solamente una representación de los cuatro palos, es decir, oros, bastos, copas y espadas; sino estén diseñados con imágenes que indiquen su significado.
Hay épocas en las que trabajas con una baraja única y al tiempo, necesitas cambiar a otra distinta, para investigar otros aspectos, otros matices. De nuevo, hay que estar atenta a las señales y dejarse llevar, fluir.
Hace muchos años conocí una carta que me enamoró pero el resto de las cartas no me decían nada. Se trataba de la Luna del tarot de Euskal Herria de Maritxu Guller. Es una Luna muy espiritual y luminosa. Con el tiempo, tuve esta baraja pero no la usé y la regalé a una alumna de un curso de tarot.
En el curso que estoy dando ahora, otra alumna utiliza este mismo tarot. Cada vez que veo las cartas, sus imágenes hablan por si mismas. Es un tarot sutil, colorido, espiritual, irónico, divertido. He comenzado a reencontrarme con él, aunque sea como observadora. Está siendo una experiencia muy bonita. Es una lástima que este tarot esté descatalogado.
Encontrar una baraja de tarot es un bonito viaje en el que vamos a descubrir qué nos atrae y el porqué. Nos lleva a nuestro interior, al inconsciente para exponerlo a la superficie, a lo consciente, a hacerlo real.
La imagen está sacada de internet y son tres representaciones distintas de la carta de La Estrella, la primera del tarot de Marsella, la segunda es del Raider-Waite y la tercera de Crowley. Desconozco quién es su autor de la foto.